En la sociedad actual, plagada de
nuevas tecnologías que han eliminado barreras físicas y horarias, en España, gran
parte de las empresas siguen manteniendo el presentismo como base de su estructura
laboral, entendiendo erróneamente que cuanto más tiempo estés en tu puesto más
productivo eres. Desde mi punto de vista, este un gran error; sólo hace falta
un poco de sentido común para ser consciente de que estar sentado en tu sitio,
moviendo el ratón, no implica necesariamente que estés dedicando ese tiempo a
ser productivo, ya que tu cabeza y tus intenciones pueden estar en mil diversos
lugares. Máxime, si el tiempo que nos dejan las dilatadas y poco europeas
jornadas españolas resulta más que reducido para dedicar el tiempo imprescindible
a nuestros quehaceres básicos diarios y cotidianos, y a la atención de aquellos
que comparten nuestras vidas.
Si tenemos en cuenta las horas
que pasamos efectivamente en la oficina, las que nos llevan ir y volver a ella,
las que tenemos que dedicar a preparar las cosas del día siguiente, las que,
cada vez menos, podemos dedicar a dormir, ¿qué nos queda para descansar, desconectar
y dedicar a nuestros seres queridos? (...y todo esto sin tener en cuenta a aquellas
personas que tienen menores o mayores a su cargo, viven solas en grandes
ciudades y no tiene familia de apoyo).
Otro aspecto a tener en cuenta
sería lo que suponen económicamente estos desplazamientos, ya no sólo entre
municipios y/o provincias, y no sólo para los trabajadores, sino también para
las empresas y administraciones públicas. ¿No es un sinsentido mantener esta
estructura, tan arraigada, pero también muy obsoleta, en aquellos trabajos que podríamos
hacer desde nuestra casa con un ordenador, una cuenta de correo y otra de Skype?
Si sabemos qué tenemos que hacer
y cuándo lo tenemos que hacer, ¿qué problema hay en que cada uno se organice como
mejor se ajuste a sus necesidades y pueda así cumplir con sus obligaciones
laborales y también familiares y personales? ¿Por qué no limitar nuestro viaje
a la oficina sólo para asistir a las reuniones necesarias? ¿No
aumentaría esto la productividad? ¿No supondría esto un ahorro en tiempo y
dinero para los trabajadores y los empresarios? ¿No disminuiría los costes laborales
y fijos para las empresas, ahorrando los plus de transporte, kilometrajes y energía
entre, otras cosas? ¿No disminuiría el absentismo al tener cada cual la
libertad para organizarse y no tener que pedir horas y días para mudanzas, médicos
y demás quehaceres? ¿No contribuiría también a disminuir las bajas laborales al
tener unos horarios y una vida más racional, en la que podemos decidir, al
menos, la gestión de nuestro tiempo?
Yo creo que sí, y creo también que
trabajadores, empresarios y administraciones pueden hacer del teletrabajo su aliado.
Sin embargo, como se suele decir, “no es oro todo lo que reluce”, y, si bien
trabajar desde casa tiene múltiples ventajas, no podemos obviar que también tiene
algunas desventajas, que hay que tener en cuenta para subsanarlas y avanzar hacia
un sistema equilibrado que permita a trabajadores y empresas conseguir sus
objetivos de la manera más óptima y beneficiosa para ambos.
Si para la empresa el teletrabajo
supone ventajas, como la orientación y la retribución basada en resultados, así
como la posibilidad de dar respuesta rápida y en tiempo a real a los cambios
que se vayan sucediendo, haciéndola más ágil y competitiva en un mercado
globalizado, para los trabajadores, como hemos dicho, supone mayor autonomía y
eliminación de la carga de los desplazamientos diarios; aunque también puede suponer,
dependiendo del tipo de personalidad de cada uno, sentimiento de aislamiento,
mezcla de vida y privada y laboral al diluirse los límites entre ambas y requerimiento
de una mayor autodisciplina y capacidad de autogestión.
A modo de resumen…
PARA EL TRABAJADOR…
VENTAJAS
|
A MEJORAR
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Flexibilidad
de horario y mayor autonomía.
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Posible reducción de la interacción
social.
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Reducción
de tiempo en desplazamientos.
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Protección social y laboral más
compleja.
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Conciliación,
mayor calidad de vida.
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Riesgo de perder oportunidades de
promoción.
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Ahorro de
costes.
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Prolongación e intensificación de
jornada laboral.
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Mayor igualdad
de oportunidades para personas con discapacidad y/o cargas familiares.
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Interferencias entre vida privada y
laboral.
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Elección del
entorno de trabajo.
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PARA LA EMPRESA…
VENTAJAS
|
A MEJORAR
|
Reducción
costes fijos.
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Necesidad de infraestructura tecnológica
adecuada.
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Mejora de la
productividad.
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Necesidad de mayor seguridad y
control de la información.
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Más facilidad
en el reclutamiento de personal.
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Necesidad de desarrollar políticas
de identidad y cohesión adecuadas a la nueva estructura laboral.
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Mayor flexibilidad.
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Necesidad de
cambio de cultura.
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Mejor capacidad
de respuesta y atención al cliente.
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Escasez de legislación y normativa
sobre el teletrabajo.
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Menor incidencia
de factores externos.
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Mayor necesidad de supervisión y
control.
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Todo ello sin olvidarnos de los beneficios económicos y
medioambientales para todos, al contribuir a la generación de equipos multidisciplinares
e internacionales sin necesidad de aumentar la movilidad y, con ello, reduciendo
la generación de daños medioambientales, fomentando así la habitabilidad y bienestar
en las grandes ciudades, como podemos leer en el Libro
blanco sobre el teletrabajo en España, recientemente publicado de la mano de
la Fundación más Familia.